Como norma general una sesión de reiki suele durar entre 40 y 60 minutos aunque lo normal son 45 minutos. El paciente se acuesta en una camilla, intentando siempre que goze de un un ambiente tranquilo y relajado dónde la
música hace mucho para conseguir esa sansación, mientras tanto el maestro posa sus manos en las
zonas de su cuerpo que van a ser tratadas.
Hay doce posiciones de manos, se empieza por la cabeza (nuca) y se termina con las plantas de los pies, reequilibrando de esta forma todos los centros de energía o 'chakras'.
Tras el tratamiento, es muy recomendable beber el máximo de agua posible para continuar con la depuración del cuerpo y por supuesto estar muy atentos a los cambios que sucedan en el cuerpo.
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